martes, 25 de marzo de 2014

Con amigos mucho mejor



Hola a todos,

Ya hacía tiempo que no escribía una entrada con un poquito de tiempo y un poquito más de tranquilidad. La verdad es que las sensaciones encima de la bicicleta dan para mucho y las redes sociales en las que colaboro personalmente y a través de otros me absorben un poco la existencia. No obstante este es mi blog así que allá voy.

Hace días que salir con la bicicleta se ha convertido en disfrutar del aire puro, olvidarme de los problemas semanales, sentir libertad y concentrarse en la belleza del sufrimiento. Sí, esto último, aún cuando pueda resultar contrario al propósito del tiempo libre, ha sido uno de mis mayores pensamientos en los últimos días.

La preparación para las cicloturistas (de globero, no os vayáis a pensar... que ya sabéis que uno ni tiene edad para según que cosas, ni tendrá jamás nivel para según qué otras) me ha dejado momentos de "soledad" acompañada muy pero que muy placenteros. Soledad en el sentido de que el sufrimiento me ha hecho bucear en mi interior y concentrarme en la respiración, el corazón y el sudor cayendo sobre el manillar, nada más... no hay mundo más allá de tus pedales y la barra horizontal de tu bici... en ocasiones esta soledad elegida es el mayor de los placeres para mí. Y acompañada, porque muchos días he podido disfrutar de aquellos con los que más me gusta salir en bici, aquellos que no sólo saben pedalear, y lo hacen muy bien (en argot ciclista - globerista, "andan" o "caminan" como máquinas), sino que han hecho de montar en bici un arte y "saben ir en bici", lo que se traduce en que además de saber dar relevos, tirar, tapar, taparse, ayudar, etc... son unos verdaderos señores en la bicicleta, sabiendo hacer en cada momento no sólo aquello que es mejor para ellos, sino aquello que es mejor para el conjunto del pelotón.

Quizás me han enseñado mal y he aprendido con los mejores (ya no me refiero sólo al Club, sino además a aquellos con los que empecé a dar pedarles en este mundo), pero a veces veo cosas en la gente que comienza su andadura en este mundo, que me dejan atónito. Y no hay peor mal que el que no quiere aprender y se regodea de ello.

No ahondaré en este último tema, ya que mi objetivo es agradecer a los que me enseñaron, y a los que comparten cada día mis alegrías en este mundo, que me enseñen cada día un poquito más a ser mejor ciclista y con ello mejor persona.

Un abrazo.

Toño


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