martes, 20 de junio de 2023

Una más y van diez




Hola a todos,

17 de Junio de 2023, décima Quebrantahuesos en mis piernas (tomé la salida once veces pero me retiré un año de mucho frío y lluvia) y un sentimiento de "me hago viejo enorme" a la vez que de satisfacción.

Este año ha sido distinto a todos. Muchos cambios en mi vida, mucho cansancio, pocas ganas de entrenar, poca ilusión pero el mismo tesón y que siempre y un objetivo: el de acompañar a un amigo y sufrir lo menos posible.

Hay gente que no entiende por qué me gusta el ciclismo y la verdad es que hay días que yo tampoco lo comprendo: salir a entrenar pensando en volver para cumplir con mis obligaciones, madrugar más que cuando trabajas, apretar cuando más duele, salir sólo... no es muy motivador. Sin embargo la belleza de los paisajes, la velocidad, la libertad de la bicicleta, el colaborar para llegar a meta, el ayudar a un amigo a esforzarse al límite.. eso hace de este deporte algo especial. El ciclismo tiene algo que engancha, que llena, que duele... pero que a la vez reconforta. Ese afán de superación, ese acompañamiento del público (aunque sea un día al año), ese sentimiento de trabajo bien hecho aunque sea el primer minuto nada más cruzar la meta, vale lo que no está escrito.

Este año tuve la suerte de hacerla con mi amigo Santi (empezamos Cesar, Eugenio, Santi y yo pero acabamos juntos sólo nosotros dos al final). Hacer una cicloturista con un amigo es algo muy especial; yo he tenido la suerte de que me acompañaran, de que me llevaran, de llevar a alguien a bajar su tiempo y solo la he hecho solo la primera vez que la corrí (que también tiene su encanto, aunque para mí no tanto).

Es de agradecer que alguien confíe en tí, que se preste a que lo ayudes y que te permita hacerle de gregario aunque prefiero decir que la hemos hecho juntos y listo. Es una pasada poder ayudar a un amigo y sufrir en compañía durante una prueba para terminarla juntos, eso engrandece a este deporte y hace que desee seguir entrenando y disfrutando.

Es todo por este año... ahora toca descansar, disfrutar con los amigos y pensar en el año que viene.

Un abrazo

Toño




lunes, 13 de marzo de 2023

Sin palabras

 


Hoy me he levantado con una noticia muy amarga.

Nos conocimos con 14 años (el 15) y durante muchos muchos años fuimos más que amigos, casi hermanos (o como decía yo... mucho más que hermanos). Por él comencé a ir en bici y con él hicimos un grupo de tres en el que compartíamos locuras, risas, tristezas y los problemas que pueden tener adolescentes que comienzan a ser adultos. 

Que no hayamos mantenido contacto durante los últimos años no significa que no duela. Es más, duele mucho más, porque sólo recuerdas aquello que nos unió.

Hace no más de unos días me enteraba de su enfermedad y aún con la gravedad que tenía pensaba que se podría salir.  Hoy es una mezcla de tristeza y rabia la que me llena.

Me quedo con los ratos que disfrutamos, con los que nos reímos, con los que hicimos el gamberro, hasta con los que lloramos con las ventanillas bajadas cantando Maná y baqueteando en el asiento del copiloto de mi volkswagen polo.

Nunca se comprende los giros que da la vida, seguro que para alguien allá arriba tendrán sentido. Sólo espero que sea como sea estés mejor que aquí y algún día podamos reirnos de todo.

Un abrazo para tí allí donde estés y toda tu familia.

DEP

Toño

domingo, 7 de agosto de 2022

43 cumpleaños - mi madre





Hola

Podría ser una expresión (pero no lo es): mi madre! si ya tengo 43 años...! Pues sí, ha pasado el tiempo MUY rápido, parece que fue ayer cuando tenía conciencia de niño y a día de hoy, por mucho que me sienta igual de niño o de joven, cuando me miro reflejado en los cristales de los escaparates veo un hombre hecho y derecho. 

Y la culpa de que sea un hombre hecho y derecho es de la persona que me lleva queriendo y "aguantando" desde que tengo uso de razón. Sí, aguantando... no me resulta peyorativo; para mí es una palabra llena de amor y de cariño... sostener...aguantar...acompañar. Alguien me enseñó que hay que sostener a quien quieres y eso es precisamente lo que ha hecho mi madre todos estos años: sostenerme.

Tenemos una relación MUY especial: hemos reído, llorado, nos hemos gritado, hemos compartido cosas buenas y malas y mirándonos a los ojos hemos sabido entendernos aunque fuera  llenos de lágrimas en los peores momentos. Ella ha estado en todos y cada uno de mis logros y también en mis fracasos; haciendo que fueran menos.

Con el paso del tiempo (mucho antes de ser padre) me di cuenta de que mi madre ha tenido que estar sola para todo, educándome y levantándome para hacerme un hombre y que - como muchos padres - se ha ido olvidando de ella para hacerme a mí la persona que soy hoy en día. "Eso lo hacen todos los padres"... no, no todo el mundo es así, ni todo el mundo tiene que estar con un niño pequeño a solas viéndolo crecer y haciéndolo escalar por todas y cada una de las fases de la vida. No ha sido fácil y por ello me siento muy afortunado y agradecido.

Sé que le he dado disgustos y alguna que otra alegría, pero nunca jamás me ha dado la espalda, ni me ha cerrado los brazos, ni tan siquiera se ha planteado mirarse ella primero antes de mirarme a mí.

Tampoco me lo ha puesto "fácil", me ha dicho las cosas como son y me ha enseñado que no siempre han de decirte lo que quieres escuchar para poder ir con la cabeza muy alta.

Mi madre es fuerte, mi madre es guapa, mi madre es inteligente, divertida y sensible. Mi madre siempre sabe de todo lo que se habla y cuando no lo sabe, habla tan segura de sí misma que te puedes creer cualquier cosa que te diga. Mi madre tiene miedo, pero no lo demuestra; mi madre tiene dolor, pero no se queja; mi madre es la mejor madre que hubiera podido tener, sobre todo porque me quiere y me ha querido sin condiciones.

Pocas veces un hijo puede devolver a su madre todo lo que esta hace por él, pocas veces una madre siente que su hijo está orgulloso de ella o podemos tan siquiera darles una milésima del amor que ellas nos dan; siempre desinteresado y sin cortapisas.

Es por eso que hoy, que es mi cumple, considero que el mejor regalo que puedo tener es la vida y es por eso que creo que debo agradecer a quien me la ha dado que haya hecho todo lo posible porque yo en mis 43 años sea feliz.

Muchas gracias mamá

Te quiero

lunes, 2 de mayo de 2022

Homenaje Fernando Rosuero Ezquerro 7º DAN KARATE - DO

Hola a todos

Poco más que decir que dejaros el video que me pasa uno de los hijos de mi maestro Fernando Rosuero.

Os dejo para que podáis disfrutarlo tanto como lo he hecho yo.


domingo, 5 de diciembre de 2021

Hasta siempre MAESTRO.

 


Me parece increíble estar escribiendo esto justo después del post anterior.

Esta noche nos ha dejado mi Maestro Fernando Rosuero, la puta enfermedad que pensamos que no nos va a tocar y que nos rodea desde hace dos años se lo ha llevado por delante en menos de lo que nos ha costado asimilar que esta vez iba en serio.

He contado muchas veces lo que Fernando (yo lo llamaba Fer, cuando mi cariño hacia él me impedía llamarlo Maestro) significa para mi. Lo conocí con 4 años, me enseñó todo lo que se de Karate y muchas, muchísimas cosas de la vida. Gracias a él volví al Karate y gracias a él he aprendido que uno no se puede cansar de luchar nunca por aquello que quiere.

He compartido tatami con él como alumno, como competidor (él como coach) y dando clases a niños. He vivido tardes entre las clases y raticos en su casa echándole una mano con alguna tontada y hablando de la vida.

Fernando era una persona que lo había sido todo en el Karate, pero que no lo reclamaba, dedicaba el mismo esfuerzo a un cinturón blanco que a un cuarto dan. Repetía una y otra vez las cosas que deberías saber y no se cansaba de decir que el Karate, cómo la vida "había que sentirlo".

Siempre estuvo ahí. Desde que subí, como decía en el anterior post "con los buenos", hasta que me convenció cuando volví a entrenar tras mi lesión, cuando competía, cuando dejé de competir, cuando apenas podía ir un día al gimnasio, cuando no tenía ganas, o incluso en el peor momento de mi vida... él me llamaba periódicamente y se preocupaba: "entrena y haz por estar mejor, esto pasará". Me conocía mucho más que mi propio padre; cuando entraba por el gimnasio con la mirada baja o con la cabeza ida en el tatami me decía "Bermejo!!!!! hoy no estás en lo que estás...." y me acariciaba la nuca (o me daba un coscorrón cariñoso.

Era una persona "real", sin florituras, sin adornos, pura energía, pura "pulpa".

Muchas veces pensaba para mis adentros que me habría gustado conocerlo más joven, en su época de competidor, tenía que ser la bomba, pura energía... pero realmente me quedo con lo que yo he conocido de él... he tenido la suerte de compartir 38 años con él y de considerarme un AMIGO.

Fernando siempre decía que "el Karate siempre estará ahí" pero para mi el Karate nunca volverá a ser lo mismo. Muchos nos poníamos el karategi porque era él quien nos animaba a hacerlo, nunca sabías qué iban a depararte sus clases y lo últimos años porque sus clases siempre estaban rodeadas de un cariño especial, ese que sólo tienen los grandes amigos.

La verdad que no se qué decir, me cuesta enormemente cerrar este post porque no quiero despedirme de él, se va una parte MUY importante de mi vida, 38 años de algo que me ha hecho por dentro y por fuera, 38 años en los que ha habido de todo, pero sobre todo 38 años en los que he tenido a mi lado a alguien que sólo tenía que levantar el teléfono para saber que iba a ayudarme

Gracias Fernando, por ser mi MAESTRO, mi amigo, mi "padre" en muchas ocasiones, y sobre todo por siempre ponerte a mi altura, intentando entenderme.

Ojalá nos veamos allí donde sea

Un abrazo muy fuerte desde aquí, te echaremos de menos, esperanos.

Toño



lunes, 22 de noviembre de 2021

Toda una vida

 



    Recuerdo perfectamente mi primer día de Karate. Tatami del polideportivo del colegio San Agustín (Zaragoza) repleto de chavales que jamás se habían puesto un karategi y un maestro, D. Mariano Burillo, miembro de Rosuero Karate Club con quien di mis primeros pasos en este arte marcial.

    Un poco más tarde ya subí junto con algún otro compañero, "donde los buenos", a la calle Juan José Garate, donde se encontraba Rosuero Karate Club  ("el de Torrero") y ahí comencé a forjarme como karateka poco a poco, como los guisos buenos "a fuego lento".

    Unos pocos años han pasado, 38 exactamente, en los que me ha dado tiempo a vivir de todo: competiciones, alegrías, alguna tristeza que otra, compañeros nuevos, compañeros que lo dejan, cambios de sede, cursos... hasta una lesión que me apartó del karate 5 años, cuando una patada acabó con mi dedo pulgar mirando al techo. Aún recuerdo encontrarme a mi maestro, Fernando Rosuero, por la calle y repetirme "cuando quieras vuelves, el gimnasio siempre está abierto y el karate no se olvida; siempre está ahí".

    Y volví... y me saqué el cinturón negro, di clases a niños, me divertí compitiendo, y pasé los nervios del día de antes. Fui interiorizando lo que es la disciplina, el amor al deporte, el respeto por el grado y los compañeros y el karate como forma de vida.

    El karate es un deporte; sí, pero sobre todo es un arte marcial con todo lo que ello conlleva. Si tú te dejas, te ayuda, te enseña, te pone en tu sitio, te abre los ojos y el alma y te transporta sólo donde debes estar en ese momento. "Los problemas se quedan fuera del tatami", dice siempre mi maestro.

    El sábado alcancé el 4º DAN y tuve el honor de que me examinara quien me ha acompañado en esto desde que tengo uso de razón; Fernando Rosuero. Mi maestro es lo que dice la palabra "alguien que te enseña", pero también alguien que te acompaña en el aprendizaje cuidándote: él me conoce, tanto o más que el mejor de mis amigos, me ha acompañado y ayudado fuera y dentro del tatami y desde luego, no puedo más que agradecerle que siempre haya estado ahí. 

    Igualmente debo agradecer a todos mis compañeros pero especialmente a Joaquín Pueyo y a Javier Sanz, quien hizo de "tori" (atacante) en mi examen; dos verdaderos karatekas y compañeros con quien todos querrían compartir tatami.

    Hace tres años perdí la ilusión por muchas cosas y en estos meses de entrenamiento he recuperado parte de mi esencia, porque he vuelto a sentir aquello que me hacía vibrar de niño, adolescente y adulto. Gracias a todos por hacerlo posible.

    Por muchos años compartiendo vivencias de  karate con una idea presente "el karate siempre estará ahí para ti".

    Un abrazo
    Ossu

Toño

sábado, 18 de septiembre de 2021

Un lugar en el cielo



Hola a todos,

Ayer se fue alguien que merece que vuelva a escribir. Ya sabéis que llevo mucho tiempo que sólo escribo si pasa algo muy importante y esta es una de esas veces.

Él era una gran persona, siempre con una sonrisa en sus labios, con una mirada cariñosa y con una historia para contarte. Historia que iba hilvanando hasta el más mínimo detalle, disfrutando mientras te la contaba como si volviera a vivirla.

Siempre creí que era una buena persona, de esas personas a las que te gustaría parecerte cuando fueras mayor. Serio, pero a la vez cercano. Rígido, pero a la vez cariñoso. Sabio pero a la vez lo suficientemente humilde como para hacerte entender cada una de las cosas que te explicaba con la mayor de las paciencias.

Siempre tuvo tiempo para mí. Cuando estaba enfermo, me trataba como el más importante de sus pacientes, y anotaba en su "historia" médica cuantos detalles necesitaba para contarse a sí mismo la próxima vez por qué volvía con dolor en el pecho y tos de perro. Recuerdo aquella parsimonia escribiendo y aquella perfección en su escritura como el más relajante de los momentos. No se me olvidará nunca el "patrico" en los electrodos, "es el mejor de los conductores" decía y me explicaba que me iba a hacer un electro y que eso no dolía.

Como sobrino jamás me trató como al "pequeño" (y somos unos cuantos primos por ambas familias), nunca me dejó de lado, más bien al contrario. Aunque estoy seguro que ninguno de sus sobrinos o nietos pueden decir que en algún momento lo haya hecho.

Me acordaré siempre de sus manos, de su socarronería, de su gusto por el dulce -  repetíamos una, dos tres veces helado... - pero sobre todo me acordaré de alguien que amaba a la vida por encima de todo y que si tuviera que definirlo con dos palabras serían: buena persona.

Ese era mi tío: Manuel Sever Ezcurra

DEP

Toño 


lunes, 9 de noviembre de 2020

La cara oculta de la luna

 


Vivimos en un mundo en el que sólo se puede posturear y demostrar lo feliz que se es aunque esto diste muy mucho de la realidad.

Qué fácil es mostrar cuánto viajamos, qué bien lo pasamos y cómo sonreímos en los buenos momentos... aunque no sean buenos... aunque por detrás no haya nada que los sostenga y aún más, cuando detrás no hay más que oscuridad y tristeza.

Cuánto nos gusta "competir por la felicidad" y cuánto criticamos a aquel que nos da una dosis de realidad y nos recuerda que en la vida hay sorbos buenos y sorbos no tan buenos. "Siempre negativo", "no sabes ver lo bueno de la vida", "has de intentar ser feliz"...

Desde mi humilde opinión, aquel que recibe de un amigo un comentario "triste" sobre su vida, debería sentirse un afortunado, ya que la otra persona le está abriendo la puerta de su corazón, compartiendo el lado menos amable de su vida, bien buscando consejo, compañía o simplemente "compartir" algo que inherentemente nos guardamos para nosotros mismos o sólo para aquellos que son nuestros más queridos.

Esa persona que se nos abre nos está haciendo importantes, nos está demostrando que somos alguien cercano, alguien en quien confía y sobretodo alguien que le ayuda a pasar sus momentos no tan dulces. Podemos ayudarlo, ponernos en su piel, calmarlo o simplemente escucharlo... seguramente sólo con estar ahí será más que suficiente.

Yo personalmente cuando me pregunta alguien no cercano qué tal siempre respondo "bien, todo bien" y ahí se corta la pregunta y la respuesta.

Así que cuando alguien os muestre su cara oculta, no lo regañéis, pensad que os está poniendo en un lugar que no todos merecen y solamente por eso, ya debería causaros cariño

Un abrazo

Toño

martes, 21 de mayo de 2019

Sin palabras



Rata inmunda
Animal rastrero
Escoria de la vida
Adefesio mal hecho
Infrahumano
Espectro del infierno
Maldita sabandija
Cuánto daño me has hecho
Reza la canción (Paquita la del barrio – Rata de dos patas)

Y la verdad que la canción se queda corta para expresar todo lo que me gustaría decir y que por respeto y educación no he dicho hasta hoy. Esa educación de la que tú fuiste partícipe y que tú me arrebatas en este momento sólo para decirte que allí donde estés, espero que la suerte te acompañe, porque deseo desde lo más hondo de mi ser no verte nunca más.

En el fondo de mi alma esperaba que el final fuera algo diferente, albergaba una pequeña esperanza de humanidad, de congraciamiento. Que en el último momento hubiera una mínima luz que me hiciera pensar que todo lo malo había sido un espejismo. Hasta esperaba una serie de explicaciones por escrito… pero claro… ese hubiera sido yo y no tú.

Y en el fondo del asunto hasta me complace como has acabado con todo. Fiel a tus “principios”, a lo que tuvieras allí dentro, fuera lo que fuera. Pasando como una apisonadora por encima de quien te acompaña, te rodea o te da su cariño. Siempre con el YO por encima de todo y de todos… siempre pisoteando a quien más te da y engrandeciendo al último que llega.

De ser más que mi padre pasaste a morir en vida hace diez años pero eso se queda ahí para ti y para mi y por supuesto para unos cuantos que saben cómo eras exactamente. La clase de persona que tira por los suelos aquello que otros, cuando somos padres, entendemos que es el don más preciado que nos puede dar la vida.

Dejemos que todos te recuerden como creen que eras: una persona increíble y maravillosa. Increíble desde luego sí que eras; no saben hasta qué punto. Yo lo he descubierto hoy; hasta el último día mantuviste la mentira… hasta el último.

Hoy me siento huérfano por tercera vez y todo te lo debo a ti.

GRACIAS

Suerte, allí donde estés. No vuelvas.


sábado, 20 de abril de 2019

Y por qué?



Empezaré diciendo que mi deporte es el karate, lo practico desde los 4 años y aún a día de hoy, muy de vez en cuando me calzo el karategui y las guantillas para volver a sentir que soy un niño. Cinturón negro, tercer dan, fui arbitro regional y di clases a niños varios años. El karate lo llevo en la sangre y tatuado con tinta en mi cuerpo, siempre será parte de mí.

Al ciclismo llegué de casualidad...

Tras esta introducción, me gustaría compartir una reflexión que llevo varios días haciéndome. Mucha gente me dice… ¿por qué el ciclismo?, ¿qué te da el ciclismo?, ¿de verdad lo que te gusta es sufrir?... Supongo que el que es deportista lo lleva dentro y da igual el deporte que haga, pero voy a intentar trasladar qué es para mi y qué me ha dado el ciclismo.

El ciclismo me ha dado amigos a los que no creo que pueda llegar a devolverles cómo me han tratado personalmente fuera de la bici.

El ciclismo me ha ayudado a superarme, a vencer los momentos en los que creía que el corazón se me iba a salir por la boca o que las piernas me iban a estallar.

Me ha enseñado que el equipo es mucho más importante que la individualidad, que no es mejor ciclista el que más anda y que no puedes hacer las cosas por los demás esperando que los demás respondan de la misma manera.

La carretera me ha puesto en mi sitio muchas veces, y otras me ha ayudado a sentirme libre, a respirar naturaleza, a vibrar con la velocidad, a saborear mi sudor y vencer el agotamiento tan sólo por el hecho de llegar al final de un puerto, a la meta de una cicloturista o al portal de mi casa.

La bici me ha ayudado a vencer uno de mis mayores complejos; me ha hecho adelgazar y aunque nunca he sido de marcar abdominales, me ha ayudado a mirarme en el espejo y no volver la mirada.

He aprendido a ayudar, a olvidarme de lo que me apetecía hacer para hacer lo que debía en cada momento. Me ha enseñado que no soy todopoderoso y que de vez en cuando soy yo el que tengo que dejarme llevar, me he sentido arropado, he llorado y me he reído y al final me he sentido bien conmigo mismo y con los demás.

He aprendido disciplina y metodología. Me ha ayudado a centrarme y a la vez a evadirme.

Nada mejor que acabar una cicloturista con un amigo cuando pensabas que te ibas a retirar.

Nada mejor que poder ayudar a un amigo a cumplir su sueño y alcanzar su objetivo.

Nada mejor que tener amigos que te ayuden a ti a conseguir el tuyo y llorar cuando cruzas la meta, porque has hecho algo que jamás pensaste que podías hacer.

Cantar, reír, llorar,…. Derrumbarte y resurgir….o no… simplemente aprender de lo que has hecho mal. Conocerte, entender tu límite y tus respuestas. Saber hasta dónde llegas.

Ciclismo es competición: contra los demás, contra uno mismo, contra la pendiente, contra la trazada, contra el aire. Ciclismo es superación, compañerismo, humildad, satisfacción…

Hasta hace poco pensaba que el ciclismo no me había enseñado mucho, y que todo lo que amaba de la bici eran los amigos que había conseguido tener. Pero si cambiáis bici/ciclismo por “vida” en los párrafos anteriores, quizás veréis que la bici enseña mucho más de lo que parece. Sólo hay que buscarle una vuelta más.

No diré que es lo que más me gusta de la vida; estaría loco. La vida tiene muchas otras cosas mucho más buenas y desde luego... mucho más malas. Tampoco es mi centro, pero sí mi divertimento, ni tan siquiera es mi desahogo pero sí uno de ellos.

El ciclismo es un deporte, como cualquier otro (siempre habrá quien te diga que es el mejor). Pero en mi vida es una parte más que apareció un día y que tal vez otro ya no esté, pero desde luego es algo que me ha enseñado y de lo que ha aprendido. Ha dejado su huella en mí y me ha dado cosas y amigos que siempre formarán parte de mi vida.

El ciclismo también me ha quitado...pero eso ya no es objeto de este escrito.

Un abrazo
Toño