sábado, 18 de septiembre de 2021

Un lugar en el cielo



Hola a todos,

Ayer se fue alguien que merece que vuelva a escribir. Ya sabéis que llevo mucho tiempo que sólo escribo si pasa algo muy importante y esta es una de esas veces.

Él era una gran persona, siempre con una sonrisa en sus labios, con una mirada cariñosa y con una historia para contarte. Historia que iba hilvanando hasta el más mínimo detalle, disfrutando mientras te la contaba como si volviera a vivirla.

Siempre creí que era una buena persona, de esas personas a las que te gustaría parecerte cuando fueras mayor. Serio, pero a la vez cercano. Rígido, pero a la vez cariñoso. Sabio pero a la vez lo suficientemente humilde como para hacerte entender cada una de las cosas que te explicaba con la mayor de las paciencias.

Siempre tuvo tiempo para mí. Cuando estaba enfermo, me trataba como el más importante de sus pacientes, y anotaba en su "historia" médica cuantos detalles necesitaba para contarse a sí mismo la próxima vez por qué volvía con dolor en el pecho y tos de perro. Recuerdo aquella parsimonia escribiendo y aquella perfección en su escritura como el más relajante de los momentos. No se me olvidará nunca el "patrico" en los electrodos, "es el mejor de los conductores" decía y me explicaba que me iba a hacer un electro y que eso no dolía.

Como sobrino jamás me trató como al "pequeño" (y somos unos cuantos primos por ambas familias), nunca me dejó de lado, más bien al contrario. Aunque estoy seguro que ninguno de sus sobrinos o nietos pueden decir que en algún momento lo haya hecho.

Me acordaré siempre de sus manos, de su socarronería, de su gusto por el dulce -  repetíamos una, dos tres veces helado... - pero sobre todo me acordaré de alguien que amaba a la vida por encima de todo y que si tuviera que definirlo con dos palabras serían: buena persona.

Ese era mi tío: Manuel Sever Ezcurra

DEP

Toño