sábado, 21 de julio de 2012

Sierra Nevada Limite - 7 de Julio de 2012

Hola a todos,

Por petición popular y para deleite de los lectores - amigos que de vez en cuando se pasan por estas páginas, voy a olvidar mi vagancia de los últimos días y haré la crónica texto - fotográfica del primero de los días de "competición" de Granada. Nótense las comillas, ya que, al menos el que aquí escribe ni compite, ni disputa, tan sólo disfruta.

Siete de Julio de 2012, ocho de la mañana, cinco locos comenzamos la primera de las dos cicloturistas que nos llevaría a completar los 92 km y 2968 metros de desnivel del primer día. Integrando el "gorrión mileniario": Kike, Santi (coletas), Javi (kenny), Pedro (mono) y el que escribe (alvin), algunos con más miedo que otros y otros con un par de vuvuzelas que hicieron las delicias de quienes tuvieron el placer de acompañarnos en algunos momentos de la prueba. Al día siguiente más de uno aseguró haber escuchado vuvuzelazos en las rampas más duras (17%) que subimos... qué cosas tiene la gente! jajajajaj!.

El día de antes, en la mini - vuelta de reconocimiento que dimos algunos se echaban las manos a la cabeza y otros saludaban a las cámara con su mejor gesto, pensando en esa dualidad sufrimiento - placer que tanto nos gusta a los ciclistas. ¿Estaremos locos? ¿Sabremos lo que queremos?....


Recogiendo los dorsales el primer encuentro con el coloso del domingo, el pico Veleta, desde las pistas da miedo verlo, con lo que si pensamos que lo subiremos desde Granada, sumando otros 2627 metros de desnivel a nuestras piernas (eso sí en 39 km) después de los 92 del sábado impone un poquito más si cabe.


Comenzamos la marcha con 2 km de ascensión por las pistas de Pradollano y una bajada rápida por la nacional hasta Granada, donde empezamos el primer sufrimiento del día, unos 5 km que parece que se agarran más de lo que aparentan, terminando en el primer avituallamiento del día. Ahí empecé a respirar, viendo que el ritmo no era ni mucho menos el de acabar conmigo, sino el de pasar un día todos juntos disfrutando de lo que más nos gusta. En el avituallamiento genial: comer, beber, vuvuzelar, gritar, reir y de vuelta al pedaleo.

Una cortita bajada y de nuevo para arriba hasta la localidad de Monachil, en donde alguien del lugar nos estuvo contando lo que nos íbamos a encontrar después del segundo avituallamiento del día, en el que "los maños vuvuzelos", como nos terminaron llamando hicieron un nuevo alarde de su saber estar y dieron buena cuenta de todo lo que había por comer y beber (que buenas las Maritoñis por cierto... buscadlo en internet, porque es un dulce típico de allí que está de muerte!).

Y vaya si tuvo razón el que nos contó que la subida empezaba con 4 km duros!, más que duros eran de retorcerse, un cartel "pendiente al 15%" nos avisaba de que nos iban a dar para el pelo y así fue. Cuatro kilómetros al 15%, 16% y hasta el 17% en los que tocó aferrarse al manillar, tirar para delante y echar el cuerpo encima de la bici para avanzar. Alguno (mono), hasta disfrutaba haciéndonos fotos, se adalantaba, paraba, animaba y seguro que por dentro pensaba "ande van estos culigordos" jajajajaj.

Para muestra del retorcimiento un botón (del mono no tengo fotos, pero tendré! iba por delante siempre...).


Por fin salimos a la nacional, la subida se suavizó y llegamos al tercer avituallamiento del día. Bebimos, comimos, estiramos (como puede verse en la foto) y nos reimos. La gente alucinaba viendo el buen rollo que teníamos y nosotros disfrutábamos a cada kilómetro que pasaba.


En los tramos finales del recorrido hubo vuvuzelas, fotos e incluso un momento karaoke entre Santi y Kike que hicieron las delicias de quien nos acompañaba. ¿Pero no os cansais de cantar y tocar la vuvuzela?, preguntaban los que nos pasaban, y los que no. Hasta hubo tiempo de subir en "progresión" con algún compañero granadino que aseguró no haber subido tan rápido a Pradollano en su vida.

Ya casi terminando las piernas pesaban y los kilómetros se hacían eternos, la carretera no aflojaba, pero el hecho de saber que quedaba poquito para la meta y la belleza creciente del paisaje animaba a pedalear con fuerza. No pienses en mañana... no pienses en mañana... me repetía una y otra vez, y es que subiendo por ahí mirabas para arriba y el Veleta te devolvía la mirada como diciendo, "ven y verás".

Hasta animalicos nos acompañaban, aunque ellos estaban a lo suyo... no no me refiero al de la bici, a los cuadrúpedos que comían en el arcén!.

Santi!!! que ya llegamos... siisisisisiiss. El mono apretó los dientes, metió plato, bajó tres piñones y casi nos quedamos... Había que llegar a meta juntos y el pulso volvía a subir de nuevo tan sólo para coger rueda y llegar con todos. Los escalofríos de alegría de otra cicloturista completada volvían a mi cuerpo, la felicidad de hacerlo con amigos, indescriptible y el dolor de patas... mejor no pensar en él para poder acometer el día siguiente con éxito.

La organización un diez, la comida genial, nos quedamos sin el trofeo al Club más lejano por "culpa" de unos gallegos que se pasaron por Granada a pedalear y las ganas de ir a la piscina de casa y descansar enormes.

Por la tarde a reponer fuerzas como Dios manda y a dormir pensando en el día siguiente.

Próximo episodio mañana... prometido.


Un abrazo a todos.

Toño

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