martes, 17 de agosto de 2010

La capacidad de emocionarse




Que vienen ocho ciclistas… qué, nos metemos o qué? Bien, vamos, mete plato, baja piñón, agarra fuerte el manillar y busca la rueda del último.

Bueno, no parece que vayan muy fuerte, pero mejor así, para una vez que tenemos oportunidad de bajar en pelotón no la vamos a desaprovechar! Nos quedamos a rueda de momento y si vemos que podemos dar algún relevo lo damos. Qué opinas? Vale guay!.

Cómo cogen las rotondas!, van a cuchillo… bueno yo por mi trazada que al menos no me iré al suelo, lo importante es llegar que esto sea un entreno más y vale. Con esta inercia puedo pasar delante, un piñón más y a dar un relevo.

Clin, clon, clon, clon!. Todos bajan un pión, vamos a llegar a casa a 50km/h a este paso, pero mola. El pulso ni lo miro, las piernas responden y las ganas que tenía de coger un grupete se podían comparar a las de un niño de comerse un helado de 3 bolas.

Si aprietan un poco más no se si podré seguir, bah! Sólo quedan 2 kilómetros para la última rotonda, no pienso parar, y si esprintan? Si esprintan los sigo. Corre! Que salta uno, síguelo, métete a rueda y no se te ocurra darle un relevo, 48, 49, 50, 51, 52… aún me queda un piñón, clon!, a tope, apretando dientes hasta el puente….agarrando el manillar, no existe nada, sólo la carretera y yo, sólo la vida y la vida en 2 minutos son dos ruedas, este momento vale la pena…

196ppm y corte de inyección!.

Nos pasa uno, dos, tres… pero ya hemos levantado el pie.

Toda la soledad de los últimos meses se ha borrado de un plumazo en 20 minutos, este rato vale la pena por tantos y tantos kilómetros solo y esa es la belleza del ciclismo, gente que no conoces de nada que codo con codo pedalea contigo para llegar a casa, y quizás no sepas nunca quiénes eran, aún cuando los tengas a tu lado tomando una coca cola en el bar de la esquina, pero todos tendrán el mismo comentario al llegar a casa: “cómo bajábamos”.

Quizá alguno pueda pensar que peco de “globero novato” (pese a pedalear desde los 15 años) emocionándome por cosas así, pero creo que nunca se debe perder la capacidad de emocionarse y mucho menos la esperanza de divertirse con aquello que más nos gusta hacer.

Un abrazo a todos, esperando encontraros de nuevo.

Toño

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