El deporte me ha salvado de muchas cosas pero este año me ha dado algo que creía olvidado.
La verdad que todos los años me apunto a Quebrantahuesos por "inercia" y por tener una excusa para entrenar y salir en bicicleta.
De repente este año algo cambió mi vida y surgió la oportunidad de compartir camino hasta el día señalado con alguien muy especial.
Tenía muchos nervios; muchos más de los que he tenido en otras ocasiones, porque todo saliera bien y porque los meses de entrenos hubieran servido para que la persona que me acompañaba sonriera al cruzar la meta.
La Quebrantahuesos no es sólo entrenar; el día ha de salir bordado y no se puede dejar nada a la improvisación por lo que hasta el último momento cuidamos con todo mimo aquello que íbamos a compartir.
Llegó el día y sólo puedo decir que durante las horas que nos tocó rodar juntos he sido el más feliz del mundo, pero que cruzando la meta, mi corazón se hizo enorme y sonreí por haber conseguido cumplir un sueño... el mío... el de compartir aquello que amo con la persona que amo.
Gracias por ayudarme a sonreir a la vida.
Una experiencia única.