Hoy el sol te rinde pleitesía.
Y nosotros no dejamos de pedalear…
Nadie puede imaginar que va a
vivir algo como lo que vivimos ayer. Ninguno estamos preparados para algo así y
sin embargo, hoy, echando la vista atrás nos damos cuenta de que por más que
queramos, es algo que formará parte de nuestras vidas.
Hoy el Montesol estaba desierto,
la carretera te echaba de menos y nosotros, tus amigos, disimulábamos como
podíamos para sonreír cuando por dentro no nos apetecía otra cosa que llorar.
Hay una frase que se repite en
nuestros labios y pensamientos, la de que te nos fuiste haciendo – seguramente –
una de las cosas que más feliz te hacía. Gracias por los momentos que nos diste,
por demostrarnos que no hay edad, que no hay freno, y que por muy difícil que
te lo ponga la salud, siempre hay un momento para compartir con aquellos a los
que sacas y te sacan una sonrisa.
En lo que a mí me toca no puedo
seleccionar un solo momento de los que viví a tu lado, sería egoísta, me quedo
con todos, desde “ese abuelo” que me sacaba rueda los primeros días que pedaleé
con el club cuando íbamos en paralelo hasta el “muchas gracias Toño pero yo me
quedo aquí” de hace nos más de quince días.
Gracias Fernando, por enseñarnos
que la vida puede ser maravillosa, y desde luego muchas gracias por hacernos el
honor de poder estar contigo hasta el último segundo.
Allí donde estés, cuida de nosotros,
sobre todo de esos que sabes que estaremos a diario acordándonos de ti.
Un abrazo muy muy fuerte.
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