Me parece increíble estar escribiendo esto justo después del post anterior.
Esta noche nos ha dejado mi Maestro Fernando Rosuero, la puta enfermedad que pensamos que no nos va a tocar y que nos rodea desde hace dos años se lo ha llevado por delante en menos de lo que nos ha costado asimilar que esta vez iba en serio.
He contado muchas veces lo que Fernando (yo lo llamaba Fer, cuando mi cariño hacia él me impedía llamarlo Maestro) significa para mi. Lo conocí con 4 años, me enseñó todo lo que se de Karate y muchas, muchísimas cosas de la vida. Gracias a él volví al Karate y gracias a él he aprendido que uno no se puede cansar de luchar nunca por aquello que quiere.
He compartido tatami con él como alumno, como competidor (él como coach) y dando clases a niños. He vivido tardes entre las clases y raticos en su casa echándole una mano con alguna tontada y hablando de la vida.
Fernando era una persona que lo había sido todo en el Karate, pero que no lo reclamaba, dedicaba el mismo esfuerzo a un cinturón blanco que a un cuarto dan. Repetía una y otra vez las cosas que deberías saber y no se cansaba de decir que el Karate, cómo la vida "había que sentirlo".
Siempre estuvo ahí. Desde que subí, como decía en el anterior post "con los buenos", hasta que me convenció cuando volví a entrenar tras mi lesión, cuando competía, cuando dejé de competir, cuando apenas podía ir un día al gimnasio, cuando no tenía ganas, o incluso en el peor momento de mi vida... él me llamaba periódicamente y se preocupaba: "entrena y haz por estar mejor, esto pasará". Me conocía mucho más que mi propio padre; cuando entraba por el gimnasio con la mirada baja o con la cabeza ida en el tatami me decía "Bermejo!!!!! hoy no estás en lo que estás...." y me acariciaba la nuca (o me daba un coscorrón cariñoso.
Era una persona "real", sin florituras, sin adornos, pura energía, pura "pulpa".
Muchas veces pensaba para mis adentros que me habría gustado conocerlo más joven, en su época de competidor, tenía que ser la bomba, pura energía... pero realmente me quedo con lo que yo he conocido de él... he tenido la suerte de compartir 38 años con él y de considerarme un AMIGO.
Fernando siempre decía que "el Karate siempre estará ahí" pero para mi el Karate nunca volverá a ser lo mismo. Muchos nos poníamos el karategi porque era él quien nos animaba a hacerlo, nunca sabías qué iban a depararte sus clases y lo últimos años porque sus clases siempre estaban rodeadas de un cariño especial, ese que sólo tienen los grandes amigos.
La verdad que no se qué decir, me cuesta enormemente cerrar este post porque no quiero despedirme de él, se va una parte MUY importante de mi vida, 38 años de algo que me ha hecho por dentro y por fuera, 38 años en los que ha habido de todo, pero sobre todo 38 años en los que he tenido a mi lado a alguien que sólo tenía que levantar el teléfono para saber que iba a ayudarme
Gracias Fernando, por ser mi MAESTRO, mi amigo, mi "padre" en muchas ocasiones, y sobre todo por siempre ponerte a mi altura, intentando entenderme.
Ojalá nos veamos allí donde sea
Un abrazo muy fuerte desde aquí, te echaremos de menos, esperanos.
Toño