Quede de manifiesto antes de nada, mi total respeto al cuadrúpedo animal que despertó mis instintos más mimosos cuando aún no sabía ni andar en bici, mientras veía el anuncio de Norit en la caja tonta, comiendome un paquete de Peta Zetas (que viejos somos algunos...).
Mi madre siempre cuenta el buen rollo que había hace años entre esquiadores cuando uno se caía y siempre había alguien dispuesto a levantarlo (ojo!, levantar a alguien de la nieve no es gesta fácil), "el deporte tiene unas reglas no escritas que se deben cumplir, y el que las cumple es un deportista, el que no...", y ahí lo deja para que su hijo, tras la vuelta de hoy lo complete con un "el que no es un borrego mamá un auténtico borrego".
Y es que hoy, ha tocado salida vespertina, ya que por la mañana tenía asuntos importantes que atender. Por la mañana ha salido el resto de la "manada" y este lobo solitario ha encarado carretera de Valencia por la tarde para rodar un rato las piernas. La ida de cine, una tarde genial pero al volver un ciclista me ha gritado desde el otro sentido "Cuidado ahí delante!"... este por ejemplo es un deportista, con todas las letras.
Y es que en Maria de Huerva se había liado de la de Dios, un accidente de tomo y lomo. Al principio el Guardia Civil que habría el parón no me dejaba pasar pero al ver que había para largo me ha dejado continuar "sin ser muy cotilla" y rapidito, con la bici en el hombro "no sea que usted pinche Caballero" (este además de deportista resulta que era buena persona). Así que con el estómago revuelto, mirando para el suelo y oyendo de todo (como en las películas) he cruzado como quien pasa por agujero espacio-temporal y deseando que terminara pronto el trance.
Una vez montado en los lomos de la bici he tirado a toda velocidad para Zaragoza, temblandome las piernas y sujetando el manillar como si se lo fueran a llevar cuando de repente... plofffffff. Pinchazo!!!! a 1km de Zaragoza!!!!!
Pues nada señores, a cambiar pinchazo! y ahí es donde entra nuestro amigo el Borrego (con mayúscula para que resalte). Hoy en día son pocos los ciclistas que saludan (no no se decelera uno por levantar la mano, ni se desconcentra por subir la cabeza...), tan sólo los de edad avanzada y alguno que ha sido deportista toda su vida y lo sigue siendo, se dignan a saludar. Pero premio especial al "borreguismo" merecen aquellos que ven a un ciclista solo, cambiando un pinchazo o tirado con la bici echa un cuatro y ni preguntan (ayer mismo preguntábamos nosotros a dos si necesitaban ayuda), no vaya a ser que la respuesta sea afirmativa y tengan que parar a echar una mano.
Pues eso señores elijan ustedes el lado de la pista donde quieran estar: Deportistas o Borregos?
Un abrazo a todos y buena semana
Toño
